miércoles, 26 de mayo de 2010

la escritura..¿importante?

Más de tres horas llevo sentada frente a mi computadora tratando de expresar mi opinión acerca de la escritura, creo que ahora se comprende el porqué no suelo escribir frecuentemente.
Si bien es cierta la escritura es sumamente importante para la comunicación, y ambas tanto la escritura como la lectura se complementan, sin la escritura no se podría leer, mientras que sin la lectura de esos escritos no tendría caso que se escribiera.
Escribir requiere de una gran concentración y dedicación, ya que no solo se trata de escribir por escribir, sino de hacerlo estando consciente de que lo que estamos redactando puede ser leído por alguna persona que espera obtener alguna nueva información relevante, espera adquirir algún conocimiento; es por ello que al escribir se tiene que tener muy presente la corrección de las faltas de ortografía, ya que un mal manejo de alguna coma, acento, punto, etc, puede causar una grave alteración en el significado.
No todas las personas somos capaces de escribir correctamente, existen unas que expresan todo cuanto sienten en algún escrito, y otras más que realmente logran envolver al lector de tal manera que este se siente parte de la redacción; pero por otro lado habemos personas que no podemos plasmar lo que pensamos, se nos dificulta ordenar nuestras ideas al escribir, si redactamos sentimos que nuestras ideas no son claras, no se entiende lo que queremos transmitir.
Por la razón anterior no acostumbro escribir, no es que no me guste, sino que me desespera estar sentada sin poder plasmar mis ideas correctamente, es frustrante, aunque dicen que la practica hace al maestro, pero creo q en mi caso no es posible, aunque realmente si comparamos como escribía antes de todo esto, ya es ganancia.
Se que en este momento el o la que este leyendo esto, no habrá comprendido realmente lo que quise decir, el hecho que se estoy consciente de la importancia de la escritura, pero que a pesar de ello, no me gusta escribir.

martes, 25 de mayo de 2010

DETRAS DE..

Un 4 de octubre de hace 19 años vine al mundo, nací en el hermoso estado de Oaxaca, de lo cual por cierto me siento sumamente orgullosa, por cinco años fui hija única, hasta que nació mi primera y única hermanita, Diana, siempre quise tener un hermano pero mis papas no se animaron.
Mis primeros 11 años viví con mis papas, pero al cumplir los 12 decidí alejarme un poquito de ellos e irme a estudiar a un internado, lo que realmente provocó un cambio en mí, mi estancia allí ha sido una de las experiencias más gratificantes que he experimentado, fueron cuatro años interesantísimos.
Y bueno que decir de mi etapa en el bachillerato, si algo comprendí muy bien es que cada cabeza es un mundo, cada persona que conocí dejó muy marcada mi vida, fue precisamente allí donde conocí unos de los géneros de música que hasta ahora se encuentra dentro de mis favoritas la trova y con ello a: Silvio Rodríguez, escucharlo cantar realmente me relaja mucho, sin embargo también me pone a reflexionar con cada una de sus canciones, claro también me gustan otros expositores de esta música, como es el caso de Alejandro Filio y Pablo Milanés.
Actualmente estudio en la Universidad Anáhuac Oaxaca la carrera de Comunicación, estoy cursando mi segundo semestre, pero antes de ingresar allí, estuve un semestre en la Universidad Mesoamericana la carrera de Administración turística, pero después del primer semestre me di cuenta de que no era lo mío, sobre todo por la contabilidad, odio la contabilidad.
Muy pocas personas que me conocen saben que me gusta mucho dibujar, sin embargo no me gusta pintar; en mis tardes libres suelo salir a caminar y contemplar todo lo que me rodea, me gusta leer y trato de hacerlo cada vez que puedo, contemplar la luna se me hace sumamente relajante; si me dieran a escoger entre un lugar frio o uno cálido escogería el frio.
Me gusta pasar tiempo con mis amigos, escucharlos y darles consejos; en ocasiones soy una persona muy callada, sobre todo cuando la persona con la que estoy hablando me intimida.
Esta es una breve reseña de quien es Sayra que es como todos me dicen, aunque también tengo otro nombre que es Izleth, realmente creo que nadie me llama así, a pesar de que me gusta más.

SEMBRANDO SEMILLAS

Sandra soñando, siempre suele sentir sombras sobre su sueter, sabe solucionar sus sensaciones sembrando semillas sentada sola, simplemente sopesando su soledad, sencilla, sensible, sentia sucumbir sobre sí sus sentimientos sin salida, solamente susurrando sin sospecha sobre su suerte....secreta solución sigue sin surguir, su soledad sugiere seguir sembrando semillas...

CAMBIO

Los rayos del sol que entran por la ventana son los que hacen que me despierte, abro los ojos, estoy desubicada, una sensación de ansiedad me invade, siento un vacio y sobre todo me siento fuera de lugar, trato de poner todo en orden y de recordar cómo fue que sucedió todo. Bajo de la litera, el reloj marca las 5:45 am, eso explica el porqué tengo tanto sueño, pero no puedo seguir durmiendo, claro que quiero, pero, aquella mujer de uniforme gris que ronda la habitación no me lo permitirá.
No tengo muy claro que es lo que sigue, pero si no mal recuerdo, la tarde anterior cuando mi mamá con lágrimas en los ojos estuvo presente a la hora que nos indicaron el horario, mencionaron algo sobre una hora de estudio, aún no comprendo bien a que se referían con eso, pero tengo la esperanza de que alguna de las demás internas me ayude.
Salir del dormitorio me causo escalofríos, la mañana está fresca y se siente el cambio de temperatura, me encuentro rodeada de niñas como yo, todas parecen espantadas y confusas, claro se nota la diferencia entre las nuevas y las que ya tiene experiencia; avanzo hacia los lavabos, me hace falta una buena peinadita. Camine decidida y fue allí cuando al mirar a mi derecha la ví, era pequeña y daba la impresión de ser tímida, me vi reflejada en ella, probablemente fué por ello que desde el primer intercambio de miradas nos entendimos, me acerque a ella e hice a un lado mi timidez, si iba a comenzar a recorrer ese largo camino, no tenía ganas de hacerlo sola y que mejor que alguien igual a mí para que fuera mi acompañante.
-¡hola!- dije, creo que un poco más fuerte de lo normal, probablemente eso fue lo que provocó que se carcajeara, definitivamente no era tímida.
-¿Cómo te llamas?- preguntó, la respuesta fue automática, el día anterior había tenido que responder esa misma pregunta muchas veces, tantas que al final mi respuesta era instantánea.
-Soy Melisa, ¿y tú?- sonrió y segundos después dijo: me llamo Karla- su nombre no me agrado mucho, pues trajo consigo pequeñas olas de malestar, recordar aquella pequeña niña, que años atrás había conocido, y que realmente no era de mi agrado; pero bueno no todas tenían que ser iguales ¿o sí?
-¿sabes que sigue? No sé mucho del horario de aquí, para ser precisas, estoy desorientada.
Nuevamente volvió a reír, y vi en su rostro cierto alivio, posiblemente fue por haberse percatado que había una interna igual o más perdida que ella. Fue curioso el clic que hicimos, presentía que íbamos a ser grandes amigas, o al menos eso esperaba.
Poco a poco los lavabos se fueron desocupando, que rápido se movían todas, si quería adaptarme para poder sobrevivir definitivamente tendría volverme mas ágil para mejorar el tiempo en el que hago las cosas, normalmente las hago con calma, pero en ese lugar no funcionaria aquello.
El tintineo de una diminuta campana me trajo nuevamente a la realidad, la misma dama del dormitorio se encontraba allí, apurándonos e indicándonos que entráramos al comedor; fue extraña la sensación que sentí cuando pise aquella estancia, por un lado sentí sosiego, al saber que no iba a estar sola y quizá aprendería mucho de cada una de las alumnas, cada una de ellas era tan singular; pero otra parte me advertía que me encontraba en un lugar extraño, que era completamente desconocido.
Alguien volvió a sonar la pequeña campanilla, hasta ese momento no me había percatado que había más de una mujer uniformada, algo en mi interior me decía que las iba a terminar alucinando; una de ellas capto nuestra atención, muy cordialmente nos dió la bienvenida, nos informo de cuáles eran las actividades que seguían, comentó que nuestros horarios estarían colocados cada puerta, para que no se nos complicara saber cuál era el lugar en el que teníamos que estar.
Su extensa plática me aburrió, fueron tantas palabras las que dijo que al final no recordaba siquiera la mitad, pero supuse que no tenía mucha importancia, o al menos para mí no. Permanecimos en la misma estancia, que a propósito era el comedor, mi estomago gruño, tenía hambre, que alivio sentí cuando ví bajar por las escaleras de enfrente, a tres de las alumnas mayores cada una con contenedor, al entrar el olor me llego, era comida, ¡hora de desayunar! anunciaron.
Cada una se sentó, recorrí con la mirada el comedor y me vi una mano agitándose, era Karla, me acerque a su mesa, ya se encontraba sentada con otras 4 niñas, - siéntate- exclamó; le hice caso y tomé asiento. Nos sirvieron el desayuno y comenzamos a comer.
-No estuvo tan mal después de todo, espero que todo el año se vaya rápido ya extraño mi casa- me comentó con un aire de añoranza en los ojos.
-Es el primer día, hoy comienza esta nueva historia, esperemos que transcurra sin ningún inconveniente- finalicé y seguí comiendo.

UN EXTRAÑO COMIENZO

Aun no recuerdo exactamente como sucedió todo, se que fue algo sumamente especial y definitivamente único; a pesar de haber sido la primera vez que nos veíamos, la conexión que hubo entre los dos fue inmediata, al grado de darme la impresión de que hacía años que nos frecuentábamos.
La primera impresión fue fatal, de hecho ahora que lo pienso con detenimiento me caíste pésimo, no te toleraba, quizá no me caías mal sino que me atraías de una manera inexplicable y me enfurecía el hecho de no poder hablarte, pero bueno al final mi perspectiva acerca de ti cambió, después ya no quería estar lejos de ti.
Nuestras primeras conversaciones no fueron muy amables, sino todo lo contrario, cada vez que entablábamos conversación era para comenzar una discusión que seguramente duraría horas, teníamos una intermediaria, como olvidarla, Arely, ella era la que siempre estuvo para apaciguar nuestros temperamentos, si veía que la cosa se ponía peligrosa nos alejaba, al final creo que se terminó convirtiendo en un pasatiempo para ella, quien lo diría, transformamos esas discusiones en horas interminables de platicas, terminaste conociéndome ala perfección al igual que yo a ti.
La primera vez que nos separamos por un tiempo relativamente largo fue doloroso, porque a pesar de que normalmente estábamos peleando, nos necesitábamos mutuamente, recuerdo la manera en la que me miraste cuando me subí al autobús, me iba por menos de una semana, y sabias perfectamente que era un viaje de estudios, fue la primera vez que hablamos sin pelear, me dijiste que me cuidara mucho, porque si me pasaba algo ibas hacer que me la pasara muy mal por el resto del año, no dijiste nada cariñoso como de costumbre, sin embargo aquella mirada que me dirigiste me bastó para darme cuenta que realmente me echarías de menos.
Fueron cuatros días terriblemente largos, no voy a negar que me divertí estando fuera de la rutina, porque eso sería una blasfemia, pero si puedo asegurar que te extrañe más de lo que realmente me hubiera gustado, pero trate de no pensar mucho en ello. Necesitaba divertirme y fue lo que hice, disfrute al máximo mi viaje, pensando en que cuando regresara las cosas volverían a ser igual, nada cambiaria y continuaríamos con nuestras interminables discusiones; mi aventura transcurrió sin ningún inconveniente, bueno eso fue lo que creí, porque debido al cambio de temperatura enferme de la garganta, claro que todos sabían que eso no era novedad en mi, ya que siempre he sido demasiado propensa a aquello, pero al parecer a ti se te olvido, por que cuando llegue me reclamaste eso.
Me esperabas con ansias, o al menos eso persivi al verte parado en la puerta con los brazos cruzados sobre tu pecho, no corriste a recibirme porque ese no era tu estilo, pero después de que salude a todos los que se habían acercado para darnos la bienvenida camine a ti para saludarte, y vaya sorpresa que me lleve, porque no me dijiste nada, simplemente me abrazaste cálidamente, un gesto bastante extraño en ti, la sensación que sentí en aquel momento fue indescriptible pero aun la recuerdo perfectamente.
Tal como lo había pensado antes, 5 minutos después ya estábamos discutiendo, como siempre fue por algo trivial, para ser precisos me reclamabas el porqué no me había cuidado bien y porque había regresado enferma, decías que ahora no podríamos discutir bien, ahora si ya no me sentía fuera de lugar, definitivamente volvías a ser el casi el mismo, y digo casi porque aquel abrazo saco a flote sentimientos que ambos teníamos reprimidos.
A partir de entonces si discutíamos porque eso era inevitable pero ahora ya te mostrabas más cariñoso, en ocasiones inconscientemente eras muy lindo, era gracioso ver cómo te esforzabas por tratarme de la misma manera que antes, pero no podías, tus sentimientos no te lo permitían, hasta que un día finalmente decidiste dar el paso que tanto anhelaba.
No voy a mentir diciendo que todo fue miel sobre hojuelas, pero si comenzamos a escribir nuestra historia, una historia que como la mayoría de las cosas tuvo su final, pero que aunque pasa el tiempo el recuerdo seguirá dentro de nosotros.